Quizás tu hijo está pasando por esto de “un ganglio inflamado” -lo cuál es común: 5/10 niños- pero escribiste estas palabras en Google y caíste como Condorito del miedo al leer algunas de sus causas; o quizás simplemente su pediatra siempre te dice “tiene unos ganglios inflamados que hay que vigilar” y te preguntas “ajá y ¿hasta cuándo?
¿Cuándo se pueden vigilar y cuándo es cierto todo lo que Google dice? . Si quieres ser un/a expert@ gangliólogo -esta palabra me la acabo de inventar jiji- y encontrar respuesta a la mayoría de tus dudas, lee hasta el final, donde encontrarás, además, acceso a la guía en PDF.
¿De qué hablamos? Los ganglios linfáticos son pequeños órganos que puedes percibir como “bolitas de goma” o algo parecido a varios frijoles, conectados unos a otros a través de vasos linfáticos que muchas veces van en paralelo a arterias y venas. Aquí te dejo un dibujo para que lo puedas visualizar:

Tomado de: https://www.cancer.gov/espanol/publicaciones/diccionarios/diccionario-cancer/def/ganglio-linfatico
¿Y eso para qué? Los ganglios linfáticos son parte fundamental del sistema inmunitario al contener linfocitos (glóbulos blancos), siendo barrera de defensa y filtro de la zona que drenan:

Algunas ubicaciones donde podemos palpar ganglios. Creación propia
¿Por qué pareciera que los ganglios de los niños fuesen fosforitos? Pasan varias cosas: 1. Hasta los 10-12 años estos ganglios tienen mayor número de células atentas a reaccionar ante un estímulo 2. Ante dicho estímulo, la respuesta que se genera en los niños es mucho más intensa que en los adultos y 3. Los estímulos ocurren con frecuencia porque la incidencia de infecciones es más alta en niños. Todo esto lleva a que, a sus 4-8años, 9/10 niños ha tenido alguna adenopatía.
¿Cuándo podemos decir que un ganglio es más grande de lo normal? El término es “adenomegalia” y el tamaño que la define puede variar dependiendo de dónde lo leas y según la edad, pero me gusta tomar como límite más de 1cm; es decir, en la mayoría de las localizaciones, palpar un ganglio de 1cm o menos de tamaño puede ser normal, mientras que los más grandes suelen significar multiplicación de los linfocitos en respuesta a:
a) Un proceso infeccioso, como por ejemplo una faringoamigdalitis, una otitis. Generalmente las localizadas son causadas por bacterias y las generalizadas por cuadros virales.
b) Un proceso inflamatorio, como por ejemplo una picadura de insecto.
c) Enfermedades “del sistema inmune” como leucemia, linfoma.
Y no necesariamente la C es la única causa que asusta, recuerda que hay infecciones y procesos inflamatorios que pueden ser muy graves -claro, no son los más comunes en niños-.
Cuando tienen características llamativas los llamamos “adenopatías” como por ejemplo: consistencia dura o semejante a una piedra, que drenen alguna secreción o que no sean móviles. Las adenomegalias también son un tipo de adenopatía, así como las “adenitis” a las que se le suman signos inflamatorios locales, específicamente coloración roja o dolor.
La mayoría de las veces los ganglios aumentados de volumen en los niños son benignos y de hallazgo incidental, es decir, no son de preocuparse y nos damos cuenta de ellos sin síntomas adicionales para su sospecha; sin embargo existen algunas red flags a las que estar atentos:
· Tamaño mayor a 2cm
· Incremento progresivo de tamaño en 2-3 semanas
· Ausencia de mejoría o disminución de tamaño en 4-6 semanas
· Que las adenopatías sean generalizadas
· Localización supra clavicular, poplítea o epitroclear
· Que el ganglio sea duro como piedra.
· Que parezca adherido profundamente, sin lograr moverlo
· Que no sea doloroso
· Fiebre persistente por más de 1 semana
· Pérdida de peso, palidez, petequias, sudoración nocturna, hígado o bazo aumentados de tamaño (a veces identificado en casa como distensión o dolor abdominal).
· Rash o erupción en la piel, dolor o inflamación de las articulaciones.
· Labios más rojos de lo común, lengua en aspecto de fresa, palmas y plantas rojas o descamativas.
Y, si ya sé todo esto ¿para qué ir al pediatra?. Aunque aquí te he dejado todas las herramientas que necesitas para orientarte en casa, te recomiendo acudir al pediatra ante cualquier hallazgo de ganglios aumentados de tamaño, pues:
· Aún cuando todo parezca estar en orden te termina de dar tranquilidad, aclarando todas tus dudas y puliendo juntos el descarte de red flags, con un examen físico detallado, objetivo y acucioso, tomando en cuenta consideraciones más específicas en cuánto a la zona y tamaños según la edad.
· Tomar medidas objetivas.
· Permite identificar cuándo están infectados, localizar el foco infeccioso, diferenciar entre causa viral y bacteriana y si necesita antibióticos. Evitemos automedicar.
· Te indica los laboratorios que puedan ser pertinentes y lee los mismos, ayudando al diagnóstico cuando sólo leyendo este artículo no es suficiente
· Actualiza dosis de acetaminofén, ibuprofeno etc
· Ayuda a descartar complicaciones como abscesos
· Descartar riesgo de enfermedades inmunológicas que pueden ser graves
· Indica oportunamente y si fuese necesario rayos x y ecosonograma, así como frotis de sangre periférica y referencia a hematología.
¿Qué puedes hacer mientras agendas una cita? Si tu hijo tiene dolor puedes darle la dosis correspondiente de acetaminofén cada 6 horas según la última indicación de su pediatra. También puedes descargar y completar la guía en PDF para mayor información y para tener los datos más relevantes recordados, puntualizados y a mano para la consulta.
Si me ha quedado alguna duda o pregunta que responderte porfa déjamela saber en los comentarios y estaré escribiendo/creando contenido al respecto.